Toda mi incursión en el mundo de los juguetes vintage y el coleccionismo se debió a que un día decidí buscar la muñeca de mi infancia.
No imaginé lo complejo que sería encontrar una muñeca en específico que se produjo hace más de 30 años, de una empresa juguetera que ya no existe y que, además, no era la más popular de los modelos que se produjeron. Sin embargo, decidí intentarlo y en esa trayecto aprendí a coleccionar juguetes, me hice aficionada, e hice amigas coleccionistas. Me convertí en una niña grande que disfruta de la historia detrás de cada juguete encontrado. Ha sido muy grato, pero ahora la búsqueda llegó a su fin.
Mi madre hizo un gran esfuerzo por sacarnos adelante, trabajaba mucho, nos daba todo lo que podía. Sé que comprar esta muñeca fue un esfuerzo económico para ella. Recuerdo haber despertado y encontrarme con un paquete en mi cama. Tenía envoltura para regalo del Palacio de Hierro (Una tienda de productos de lujo) y adentro una muñeca preciosa. Estoy segura de que mi mamá la eligió por su cara bonita, ella siempre se fijaba en esas cosas. Ya no pude preguntarle más sobre la historia de esa compra pues mi madre murió hace 10 años.
Amé esa muñeca, jugué con ella, la dormí, la vestí, me acompañó por años. Luego, en una transición de mi vida, la perdí.Sin embargo, pensaba en ella, hasta que decidí buscarla.
Durante cinco años busqué la muñeca de la marca Lili Ledy, su nombre comercial era Coco nena. Se fabricó en los 80s y su nombre está relacionado con que levanta ambas manitas por medio de una palanca que tiene en la espalda y en el anuncio en televisión sostenía un pañuelo como un bebé jugando a las escondidas. Mide 40cms, aproximadamente.
Compré varias muñecas de la marca Lili Ledy, pero no lograba encontrar la que buscaba . Encontré una del modelo que quería,(Coco-Nena), sin embargo el tono del cabello no era igual y, no sé, tal vez era el año de fabricación… no era la mía.
Me dije que la veía distinta porque mis recuerdos no eran claros, después de todo era una niña cuando la tuve. Dejé de buscar.
El 3 de enero pasado tenía dolor de cabeza y me puse a ver páginas de coleccionistas para distraerme. De pronto, ahí estaba, el cabello, el vestido…inconfundible. Me la entregaron el 4 de enero. No lo podía creer.
La mujer que la encontró fue muy amable en la venta y se ve que cuida mucho los juguetes que rescata.
Cuando llegué a casa la puse en una silla de mi recamara y no me atrevía ni a tocarla, sólo pasaba a verla de vez en cuando. No podía creer que por fin la había encontrado.
No sabía qué hacer con ella. Tanto deseaba encontrarla que ya teniéndola no me imaginaba si guardarla, si ponerla a la vista, pero me daba miedo que se maltratara. En fin, no parecía verdad tenerla ahí.
Sabía que debía limpiarla y cambiarle la ropa, pero su vestido aunque maltratado, también era parte de mis recuerdos.
¡Otro milagro! El 5 de enero en un mercado encontré un vestido con la tela tremendamente similar al vestido que llevaba hace más de 30 años. Lo compré y llegué a casa.
La bañé, la vestí, la peiné y me atreví a abrazarla como cuando era pequeña.
¡Olía exactamente igual que hace treinta años! ¡Se sentía igual! ¡La recuperé después de toda una vida!
La veo todos los días sentadita en mi recamara, me recuerda una época de mi vida y me recuerda que la magia existe y se materializa en algo tan sencillo como una muñeca, pero tan hermoso como el recuerdo de mi madre.
Unos días después me di permiso de ser todo lo niña que quisiera y disfrutarla. Así que niña, pero con recursos de adulta, me fui de compras a una tienda del centro:
Ropa, zapatos, listones...
Así está ahora: